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¿Intervendrá otra vez Estados Unidos? La presión cambiaria global que inquieta a los mercados y pone a prueba al Tesoro norteamericano

octubre 17, 2025
¿Intervendrá otra vez Estados Unidos? La presión cambiaria global que inquieta a los mercados y pone a prueba al Tesoro norteamericano

¿Intervendrá otra vez Estados Unidos? La presión cambiaria global que inquieta a los mercados y pone a prueba al Tesoro norteamericano

El dólar vuelve a estar en el centro de la escena internacional.
Las últimas semanas han traído una creciente presión cambiaria en varios mercados emergentes, con Argentina a la cabeza, y los inversores especulan con una pregunta clave:
¿volverá el Tesoro de Estados Unidos a vender dólares para estabilizar las monedas más golpeadas?

El debate no es nuevo. En medio de la volatilidad financiera global y los desequilibrios regionales, las operaciones cambiarias del Tesoro norteamericano se han convertido en un termómetro del nerviosismo de los mercados.
Sin embargo, las condiciones actuales son distintas: tasas altas, inflación persistente y tensiones geopolíticas crean un escenario donde cada movimiento de Washington puede alterar el rumbo de las economías emergentes.

En Argentina, la especulación es particularmente intensa.
Con una inflación interanual del 31,8 %, un tipo de cambio presionado y reservas netas debilitadas, los operadores financieros miran hacia el norte: si Estados Unidos decide intervenir vendiendo dólares, podría aliviar temporalmente la tensión local.
Si no lo hace, el mercado teme una nueva corrida cambiaria en plena antesala electoral.

El contexto: presión sobre el peso y volatilidad global

Argentina no está sola en este escenario.
La depreciación de las monedas latinoamericanas frente al dólar se aceleró en el último trimestre de 2025, empujada por varios factores:

  • Política monetaria restrictiva de la Reserva Federal, que mantiene tasas altas por más tiempo de lo previsto.
  • Desaceleración económica global, que afecta los flujos de inversión hacia países emergentes.
  • Aumento del riesgo político en economías inestables o con elecciones cercanas.

En el caso argentino, el fenómeno se agrava por motivos domésticos: reservas escasas, inflación estructural y fuga hacia activos dolarizados.
Las licitaciones del Tesoro argentino en pesos enfrentan rendimientos cercanos al 100 % nominal anual, un reflejo del miedo del mercado a una eventual devaluación.

Aun así, lo que más preocupa a los analistas no es la magnitud de las tasas, sino la falta de dólares frescos.
Las estimaciones indican que el Tesoro argentino cuenta con menos de USD 700 millones líquidos para intervenciones inmediatas.
Y es aquí donde entra en juego la hipótesis que domina las mesas de dinero: ¿intervendrá Estados Unidos para sostener al peso?

Un antecedente reciente: la operación que calmó al mercado

A mediados de septiembre, el Tesoro estadounidense sorprendió al mercado financiero con una operación discreta de compra de pesos argentinos, con el objetivo de inyectar confianza en medio de una corrida incipiente.
La medida, aunque de bajo volumen, logró estabilizar el tipo de cambio y reducir la brecha con los dólares financieros por varios días.

Esa acción fue interpretada por los inversores como una señal de respaldo político y económico hacia el gobierno argentino, en un contexto de fuertes tensiones electorales.
Sin embargo, la falta de confirmación oficial dejó abierta la duda:
¿fue una maniobra puntual o el inicio de un esquema de apoyo indirecto al peso?

Las semanas posteriores reactivaron la especulación.
El dólar paralelo volvió a subir, las tasas en pesos treparon y las reservas siguieron cayendo.
Ante ese panorama, muchos analistas sostienen que el Tesoro norteamericano podría volver a actuar, especialmente si la presión sobre los mercados emergentes se amplía.

La lógica detrás de una posible intervención

El Departamento del Tesoro de EE. UU. tiene como objetivo principal preservar la estabilidad del dólar y de los mercados financieros internacionales.
Si bien no es habitual que intervenga directamente en economías específicas, lo ha hecho en situaciones excepcionales, sobre todo cuando la inestabilidad regional amenaza los flujos de inversión o los intereses estratégicos estadounidenses.

Las razones por las cuales podría volver a vender dólares o comprar pesos son tres:

  1. Evitar un efecto contagio: una devaluación abrupta en Argentina puede desatar turbulencias en toda América Latina.
  2. Preservar relaciones económicas bilaterales: el Tesoro norteamericano ha actuado antes para sostener aliados estratégicos.
  3. Controlar la volatilidad global del dólar, que podría encarecer las exportaciones y alterar las cadenas de suministro.

No obstante, también hay razones para no intervenir:
una acción de este tipo puede interpretarse como un rescate político indirecto, generar riesgos morales y erosionar la independencia de los bancos centrales.

La especulación de los mercados: entre el rumor y la reacción

Los mercados financieros viven de expectativas, y en este caso la sola posibilidad de intervención ya genera movimientos.
Cada declaración, cada rumor y cada señal de Washington o Buenos Aires se amplifican.

Durante la primera quincena de octubre, el dólar financiero en Argentina subió un 9 %, mientras que el blue se mantuvo estable.
Esta divergencia sugiere que los grandes inversores institucionales —que operan bonos y futuros— se están posicionando a la espera de una señal oficial.

Los operadores hablan de un “testeo al mercado”:
si el Tesoro estadounidense no aparece, el mercado podría forzar una corrección del tipo de cambio argentino.
Si, en cambio, interviene, el rebote sería inmediato, pero probablemente temporal.

La volatilidad cambiaria se traduce también en inflación anticipada, ya que las empresas importadoras reajustan precios frente a la expectativa de un dólar más caro.

Las tres cartas que puede jugar el Tesoro norteamericano

El Tesoro tiene distintas herramientas para influir en el mercado sin necesidad de anuncios formales:

  1. Venta directa de dólares al BCRA argentino: una señal contundente, pero políticamente sensible.
  2. Operaciones cruzadas vía bancos internacionales, comprando bonos en pesos o swaps de divisas.
  3. Apoyo indirecto a través del FMI, mediante líneas de crédito especiales o flexibilización de metas de reservas.

Cada una tiene implicancias distintas: la primera es inmediata, la segunda más discreta y la tercera más diplomática.

Los analistas de JP Morgan y Morgan Stanley coinciden en que una combinación de mecanismos indirectos sería el camino más probable, permitiendo a EE. UU. influir sin exponerse públicamente.

El impacto sobre Argentina: inflación, tasas y confianza

Una intervención exitosa podría contener temporalmente la inflación importada, reducir la presión sobre los precios de bienes transables y estabilizar expectativas.
Sin embargo, los beneficios serían de corto plazo.

La inflación argentina tiene raíces más profundas: la indexación de precios, el déficit fiscal persistente y la falta de confianza en la moneda.
Si el Tesoro vende dólares, el alivio será momentáneo; si no lo hace, la presión inflacionaria puede reactivarse rápidamente.

En cuanto a las tasas, el efecto sería inverso:

  • Con intervención, las tasas en pesos podrían relajarse, permitiendo más crédito y algo de aire al consumo.
  • Sin intervención, el Banco Central tendría que subirlas aún más para evitar una corrida.

La confianza, sin embargo, depende de algo que no se puede imprimir: credibilidad.
Y esa es la moneda más escasa del mercado argentino.

Estados Unidos: su propio dilema

El Tesoro estadounidense tampoco atraviesa un momento sencillo.
La economía de EE. UU. muestra signos de desaceleración, el déficit fiscal supera los 6 % del PIB y el dólar se fortalece demasiado frente a otras divisas, afectando las exportaciones.

Una venta masiva de dólares en mercados emergentes podría debilitar el billete verde, algo que ciertos sectores industriales verían con buenos ojos.
Pero la política norteamericana no es ajena al contexto:
con elecciones presidenciales a la vista, cualquier medida que se interprete como un rescate a gobiernos extranjeros podría tener costos políticos.

Por eso, la decisión del Tesoro no depende solo de la economía, sino también del clima electoral en Washington.

Reacciones en cadena: el papel del FMI y los mercados emergentes

Si el Tesoro actúa, el FMI podría acompañar con mayor flexibilidad en las metas de reservas o en los desembolsos pendientes hacia Argentina.
Pero si no lo hace, el organismo probablemente mantendrá su postura conservadora, exigiendo ajuste fiscal y ortodoxia monetaria.

La presión cambiaria argentina, además, no ocurre en el vacío:
países como Colombia, Egipto, Turquía y Nigeria enfrentan también depreciaciones aceleradas.
Cualquier movimiento de EE. UU. podría tener efectos globales sobre la liquidez y el precio del dólar.

El dilema, entonces, es de escala planetaria:
intervenir para calmar a los mercados o abstenerse y arriesgar una ola de volatilidad que termine golpeando incluso al propio Tesoro.

Qué esperan los analistas

Las consultoras internacionales coinciden en que una nueva intervención no es imposible, pero tampoco inminente.
EE. UU. podría optar por una estrategia de “presencia simbólica”: dejar trascender que está dispuesto a actuar, sin hacerlo efectivamente.

Mientras tanto, en Argentina, los analistas del mercado cambiario observan tres señales:

  1. El nivel de reservas netas, que sigue bajando.
  2. El comportamiento del dólar paralelo, que se mantiene por debajo de los $1.500 pero con tendencia alcista.
  3. Las tasas en pesos, que se ubican por encima del 100 % nominal anual, lo que refleja la magnitud del riesgo.

El consenso general es que sin respaldo externo, el tipo de cambio oficial deberá ajustarse antes de fin de año.

El riesgo político y la narrativa del mercado

El componente político es inevitable.
Cada vez que se habla de intervención o devaluación, las percepciones sobre la estabilidad del gobierno argentino cambian.
Si el Tesoro estadounidense decide actuar, la oposición podría interpretarlo como una ayuda electoral indirecta.
Si no lo hace, el oficialismo enfrentará una tormenta económica en plena campaña.

Para los mercados, en cambio, la lógica es más simple:
el dinero no tiene ideología, pero sí memoria”.
Y después de años de crisis cambiarias, fuga de capitales y reestructuraciones de deuda, la credibilidad argentina sigue en observación permanente.

Escenarios posibles

EscenarioDescripciónImpacto probable
Intervención directa del Tesoro USAVenta de dólares o compra de pesos en el mercado argentinoAlivio temporal del tipo de cambio, baja momentánea de inflación, fortalecimiento político del gobierno
Intervención indirectaApoyo técnico o diplomático vía FMI o swaps multilateralesEfecto psicológico positivo, sin gran impacto real en liquidez
No intervenciónMercado libre, sin respaldo externoMayor presión sobre el dólar, suba de tasas, riesgo de devaluación y repunte inflacionario

El dólar como termómetro de la confianza

La especulación sobre una nueva intervención del Tesoro norteamericano deja una enseñanza clara:
en economías inestables, la confianza vale más que las reservas.

Argentina, como otros países emergentes, depende de señales externas para sostener su equilibrio cambiario.
Pero ningún respaldo externo será suficiente si el país no logra construir credibilidad interna y una política monetaria coherente.

El dólar es, en última instancia, un espejo del miedo y la esperanza de los mercados.
Y mientras el Tesoro estadounidense evalúa si volverá a vender divisas, millones de argentinos, empresarios e inversores siguen mirando una sola pantalla: la del tipo de cambio.

Allí, minuto a minuto, se decide mucho más que el valor del peso: se define el pulso de toda una economía.