
Importar para no colapsar el giro de Petro para que Ecopetrol asuma el déficit de gas y los riesgos inflacionarios que acarrea
Colombia atraviesa un momento crítico en su suministro energético. Frente a la realidad de un déficit creciente de gas, el presidente Gustavo Petro ha dado un paso político audaz: insistir en que la estatal Ecopetrol asuma la importación de gas para garantizar disponibilidad, estabilizar tarifas y frenar lo que él califica como “especulación” o sobrecosto en el sistema. Esta decisión marca un viraje en la estrategia energética nacional, y podría tener impactos significativos en las finanzas públicas, en la estructura del mercado de gas y, por supuesto, en las presiones sobre la inflación y las tarifas eléctricas.
El mandato de Petro: importar gas para competir
Durante el Consejo de Ministros del 7 de abril de 2025, Gustavo Petro dio instrucciones explícitas: “ordenó a Ecopetrol importar gas para competir”. Su reproche apunta a que el gas local se revende a precios similares al gas importado, lo cual considera una distorsión injusta frente al consumidor.
El presidente argumentó que mientras Ecopetrol no intervenga en la importación, se perpetúan “negocios especulativos” en los precios del gas. Además, prometió emitir un decreto para garantizar estabilidad tarifaria y acusó a la fórmula de precios eléctricos vigente de favorecer los sobrecostos.
En redes sociales y comunicados oficiales también afirmó que Ecopetrol debe comprar gas a Catar “a precios razonables”, como parte de esa política de intervención estatal.
El mensaje fue claro: el mandato político busca que la empresa del Estado asuma un rol activo frente a la escasez, evitando que las tarifas eléctricas sigan arrastradas por la estructura del gas de importación y las fluctuaciones de oferta nacional.
El déficit productivo: origen del problema
Lo que motiva esta estrategia no es mero voluntarismo: Colombia enfrenta ya una realidad energética compleja que se manifiesta en déficit creciente de gas.
a) Proyecciones oficiales y brechas esperadas
Las estimaciones del sector indican que para 2026, el déficit de gas podría alcanzar entre 20 % frente a la demanda proyectada. El ministro de Minas y Energía reconoció ese escenario y señaló que la importación será inevitable si no hay respuestas estructurales.
Ecopetrol ya elevó sus proyecciones de déficit: la empresa esperaba originalmente un desbalance moderado, pero los nuevos cálculos indican que las brechas podrían ser mayores incluso de lo previsto en 2025 y 2026.
b) Menos producción y reservas limitadas
Durante años, Colombia no ha incorporado reservas de gas equivalentes al consumo que aumenta o envejece los campos existentes. En declaraciones previas, el presidente de Ecopetrol había alertado que no se habían añadido reservas netas al sistema por más de una década.
En el pozo marino Sirius-2, el hallazgo es prometedor, pero las etapas de explotación y producción masiva podrían tomar años, por lo que no representa una solución inmediata.
c) Dependencia previa de importaciones
Importar gas no es novedad. En escenarios anteriores ya se han recurrido a importaciones para cubrir déficits temporales. Petro mismo señaló que “la importación ha existido desde años anteriores”, como recordatorio de que la dependencia externa no es reciente.
El desafío actual es que la brecha proyectada ha crecido, lo que incrementa la urgencia de una política más estructural.
Costos, tarifas y efecto sobre la inflación
Poner a Ecopetrol como importador del gas conlleva riesgos que trascienden el sector energético: afectan tarifas eléctricas, costos de producción y la presión inflacionaria.
a) Nuevos costos de importación y logística
Traer gas desde Catar u otros mercados implica costos de transporte, regasificación, infraestructura portuaria, seguros y márgenes del mercado internacional. Estos incrementos se trasladarán inevitablemente al precio final del gas importado.
Esas adiciones de costo representan una materia prima energética más cara que el gas nacional que se producía, lo que reduce el margen de maniobra económico.
b) Tarifas eléctricas y gas como insumo
El gas es un insumo central en generación térmica y procesos industriales. Si su precio sube, el costo de la electricidad y de producción industrial también subirá. Esto se traslada a bienes y servicios, amplificando la inflación general.
El presidente Petro lo ha dicho explícitamente: la fórmula de cálculo de gas en la electricidad impacta las tarifas que pagan todos los ciudadanos.
c) Presión sobre costos de vida
Los hogares vulnerables son los más sensibles a aumentos en energía. Gas elevado encarece calefacción, cocina, producción de alimentos y servicios generales. En un escenario de inflación alta, estos aumentos pueden ser percibidos como injusticias.
d) Expectativas inflacionarias
Si los agentes económicos anticipan aumentos energéticos, probablemente ajusten precios preventivos, salarios y tarifas de otros servicios, generando un efecto multiplicador. Si la intervención de Ecopetrol no calma esas expectativas, el efecto podría ser contraproducente.
Desafíos técnicos, regulatorios y operativos
Que Ecopetrol tome el rol de importador no es simplemente una orden política: implica superar múltiples barreras prácticas.
i) Marco regulatorio y permisos
Para importar gas se necesitan contratos internacionales, acuerdos de regasificación, permisos aduaneros, cumplimiento de estándares internacionales. El decreto que Petro insiste en expedir debe contener esos elementos.
ii) Infraestructura de recepción
Colombia requiere terminales de GNL (gas natural licuado) y capacidad de regasificación. Las instalaciones portuarias deben soportar volúmenes de ingreso y conexión con gasoductos. Algunos proyectos han sido contemplados, pero su puesta en operación toma tiempo.
iii) Cadena logística y contratos de suministro
Ecopetrol deberá negociar con productores internacionales (como Catar) contratos sólidos, asegurar transporte marítimo, seguros, precios y cláusulas de abastecimiento estable. Cualquier fallo logístico o interrupción puede paralizar el sistema interno.
iv) Riesgo moneda y financiamiento externo
Comprar gas en dólares o monedas extranjeras implica riesgo cambiario. Si el peso colombiano se deprecia, los costos en moneda local se disparan. Además, el financiamiento para esas operaciones debe contemplar costos de endeudamiento internacional.
v) Impacto institucional y resistencia del mercado
Hay actores privados en el sistema del gas que podrían resistir esa intervención estatal. Cambiar esquemas de mercado, desplazar margen privado o romper cadenas de intermediación genera conflictos legales y de poder.
Escenarios posibles hacia adelante
Según cómo se gestione la importación y cómo reaccione el sistema energético y económico, pueden surgir varios escenarios:
Escenario A: Importación moderada y controlada
- Ecopetrol comienza con importaciones limitadas que complementan la producción local.
- Se regula la competencia y se vigila la cadena del gas para evitar especulación.
- Las tarifas permanecen relativamente estables, con ajustes moderados.
- El déficit energético se mitiga parcialmente mientras aumentan inversiones locales.
Escenario B: Importación masiva con costos elevados
- Ecopetrol se convierte en el importador principal y sustituye buena parte del gas nacional.
- Los costos importados elevados imponen aumentos importantes en tarifas eléctricas y gas.
- Se observan resistencias sociales, críticas políticas y presiones inflacionarias más intensas.
Escenario C: Fracaso operativo o logístico
- La empresa estatal puede no contar con la capacidad técnica inmediata para asumir importaciones.
- Proyectos de regasificación tardan o fallan.
- La escasez energética persiste, con apagones o cortes localizados, aumentando descontento.
- Se pierde credibilidad del proyecto y puede revertirse a modelos anteriores.
Comparaciones internacionales
En otros países que enfrentaron escasez energética o transición forzada, se han impuesto políticas similares:
- Algunas naciones latinoamericanas han importado electricidad o gas en momentos de sequía o déficit para estabilizar tarifas.
- En mercados desarrollados, la diversificación del abastecimiento (LNG, fuentes renovables, interconexiones) ha sido clave para resistir choques externos.
El debate central es siempre: ¿qué proporción del precio aceptamos importar, y cuánto podemos prodigar el mercado interno?
La orden de Petro para que Ecopetrol asuma la importación de gas es un giro atrevido en la política energética colombiana. La acción responde a una presión real: el déficit de oferta es tangible, las tarifas eléctricas crecen y la estructura actual ha mostrado vulnerabilidades. Pero trasladar esa responsabilidad a la empresa estatal conlleva una intensa carga de riesgos: técnicos, financieros, regulatorios y políticos.
Para que la medida tenga éxito, debe conjugar pragmatismo operativo con disciplina fiscal, buena regulación, transparencia y acompañamiento institucional. De lo contrario, podrían aparecer fallas en el servicio, costos energéticos extremos o un impulso inflacionario severo.
Para quienes siguen la inflación, esto es crítico: el gas es un insumo estratégico que permea costos en múltiples industrias. Un desliz en esta política puede reverberar en todo el sistema de precios del país.