
Inflación en retirada y economía en pausa el equilibrio frágil de Colombia hacia 2026
Colombia termina 2025 con señales mixtas: la inflación dejó atrás los dos dígitos y se estaciona en torno a 5% anual, pero la desinflación luce más lenta de lo que el mercado esperaba; en paralelo, la economía vuelve a moverse tras el frenazo de 2023-2024, aunque sin un “boom”. Las últimas mediciones del DANE ubican la inflación interanual en 5,18% a septiembre, el mayor nivel en siete meses, lo que recuerda que el tramo final hacia la meta del Banco de la República (3% ±1 pp) será el más difícil.
En actividad, el FMI elevó ligeramente su proyección de crecimiento para 2025 a 2,5% y ve 3,5% de inflación en 2026, ya dentro del rango meta, con una región que enfrentará vientos de frente (menor impulso externo, comercio global incierto y costos financieros todavía exigentes).
El telón de fondo: mundo todavía volátil, precios globales menos presionantes que en 2022 y bancos centrales calibrando recortes de tasa con prudencia. En ese contexto, Colombia se mueve de un “aterrizaje duro” a un “despegue corto”: el consumo mejora, la inversión se recompone a tirones y el empleo avanza, pero sin euforia.
El último kilómetro siempre cuesta más
Dónde estamos
El DANE reportó que la inflación anual subió a 5,18% en septiembre (0,32% mensual), con presiones en alojamiento/servicios públicos y educación, y variaciones altas en información y comunicación. Aunque el promedio anual bajó fuerte frente a 2023, la lectura de septiembre confirmó que, tras tocar piso en mitad de año, la curva volvió a moverse al alza.
Por qué se frenó la desinflación
- Servicios regulados y tarifas: los ajustes en energía y servicios públicos tienen efectos de segunda ronda.
- Servicios y salarios: la inflación subyacente de servicios se modera más lento.
- Indexación: contratos, arriendos y tarifas que aún transmiten la inflación pasada.
- Tipo de cambio: aunque sin shocks recientes, episodios de presión cambiaria reactivan expectativas.
Qué espera el mercado
- Cierre 2025: consenso entre 4,8% y 5,2%. El FMI sugiere una convergencia hacia ~5% con sesgo a la baja si no hay nuevos choques.
- 2026: el FMI proyecta 3,5% (rango meta), suponiendo que el enfriamiento de servicios y la normalización de tarifas continúen y que la política monetaria mantenga credibilidad.
Riesgos al alza
- Rebrotes en alimentos (clima) o energía.
- Tipo de cambio si sube la aversión global al riesgo.
- Indexación persistente en servicios.
Riesgos a la baja
- Demanda aún tibia, brecha del producto abierta.
- Caída adicional de precios internacionales de insumos.
Política monetaria: del freno de mano al manejo fino
El Banco de la República inició en 2024 un ciclo de recortes tras llevar la tasa a máximos de más de una década. En 2025, el énfasis fue prudencia: reducciones graduales para no desanclar expectativas justo cuando el descenso de la inflación se torna más lento.
El Informe de Política Monetaria (publicado tras reuniones de enero, abril, julio y octubre) ha reiterado que los recortes estarán condicionados a la dinámica de inflación subyacente, expectativas y actividad. Es decir, Banrep bajará la tasa, pero no a ciegas.
Lectura para 2026: con inflación rumbo a 3-4% y crecimiento por encima del 2,5%, hay espacio para una tasa real menos contractiva, siempre que el tipo de cambio no obligue a una pausa. En plata blanca: el sesgo sigue siendo a la baja, pero “lento y seguro”.
Crecimiento: del 1,5% al 2,5%… y contando
Lo que cambió en 2025
Tras un 2024 flojo, el PIB de 2025 se apoya en cuatro pilares:
- Consumo privado: mejora del ingreso real a medida que la inflación cede (aunque el tramo final pesa).
- Obras civiles y vivienda: reactivación progresiva con tasas menos asfixiantes.
- Exportaciones: minería/energía con desempeño más estable, agro y servicios con buen tono.
- Turismo y economía digital: resilientes.
La OCDE y reportes sectoriales sitúan a Colombia en el rango de 2,5% en 2025 y 2,6% en 2026, con riesgos a la baja si el entorno externo se enfría más de la cuenta.
El FMI subió su previsión para 2025 a 2,5% y mantiene una visión de recuperación moderada; el gran pendiente: productividad e inversión, donde pesan la incertidumbre regulatoria y la lenta ejecución de proyectos.
El mapa sectorial
- Comercio y servicios: repuntan con la confianza, promociones y crédito un poco más barato.
- Industria: avanza, pero la reposición de inventarios es parsimoniosa.
- Construcción: mejora gradual; la vivienda VIS lidera.
- Agro: sólido, aunque expuesto al clima.
- Energía/minería: estable, con foco en eficiencia y transición.
Consumo, empleo y salarios: una recuperación desigual
El mercado laboral mantuvo una trayectoria de mejora leve: más ocupación en servicios, comercio y actividades profesionales. El talón de Aquiles sigue siendo la informalidad, que limita la transmisión de la desinflación al bolsillo.
- Salarios reales: mejoran respecto a 2023-2024, pero la recuperación acumulada aún no compensa el golpe inflacionario previo para todos los deciles.
- Crédito: se normaliza lentamente; la caída del costo financiero tarda en llegar a consumo y pymes.
- Confianza del consumidor: sube escalón por escalón, sensible a la inflación de alimentos y a los anuncios de tarifas.
Fiscal y cuentas externas: equilibrio fino
Fiscal
El ajuste fiscal continúa a paso moderado, con la mirada en inversión pública y programas sociales focalizados. Para sostener la desinflación sin asfixiar el crecimiento, será clave mantener una trayectoria creíble de deuda y coordinar con la política monetaria (mensaje repetido por el FMI para la región).
Balanza externa
El déficit en cuenta corriente se mantiene manejable gracias a exportaciones de servicios, turismo y mejores términos de intercambio en algunos rubros. Un dólar global más volátil podría encarecer financiamiento; por eso, más IED y mercados de capitales profundos serán amortiguadores.
2026: ¿año de consolidación?
Escenario base
- PIB: ~2,6% (OCDE).
- Inflación: ~3,5% (FMI), convergiendo al rango meta.
- Tasa de política: más baja que en 2025, pero real aún positiva.
Qué puede salir bien
- Ganancias de productividad por inversión en infraestructura, digitalización y nearshoring.
- Menor incertidumbre regulatoria que reactive capex.
- Desinflación de servicios más nítida.
Qué puede torcerse
- Shock de alimentos/energía (clima/geopolítica).
- Enfriamiento global adicional que golpee comercio.
- Tipo de cambio tensionado que retrase la convergencia inflacionaria.
Claves tácticas para empresas y hogares
Empresas
- Ajustar precios con foco en elasticidad y dinámica de costos (servicios/energía).
- Refinanciar deuda a tasas más convenientes conforme baje la referencia.
- Coberturas cambiarias selectivas ante volatilidad intermitente.
- Capex priorizado: automatización, eficiencia energética y data.
Hogares
- Blindar flujo de caja: reducir deuda cara, pasar a tasa fija cuando sea posible.
- Diversificar ahorro: instrumentos que venzan cuando la inflación prevista sea menor.
- Sensibilidad a tarifas: comparar planes (telecom, energía), aprovechar competencia.
Cinco gráficos mentales para entender 2025-2026
- Inflación en “S”: gran caída 2024-inicios 2025; meseta en 5%; descenso lento a 3-4% en 2026.
- Tasa de interés en pendiente negativa, pero manteniendo real positiva hasta anclar expectativas.
- PIB en “V corta”: de 1,6% en 2024 a 2,5% en 2025-2026 si no hay shocks.
- Servicios más pegajosos que bienes en el proceso desinflacionario.
- Riesgo externo como metrónomo: cada compás de comercio global y commodities marca el paso.
Una recuperación que necesita paciencia
Colombia cierra 2025 mejor que como inició: con una inflación que, si bien repuntó en el margen, transita hacia el rango meta, y con un crecimiento que deja el terreno negativo para afianzarse cerca de 2,5%. Para 2026, el escenario base es de consolidación: inflación en 3-4%, política monetaria menos restrictiva y actividad algo más dinámica.
La receta, sin embargo, no cambia:
- Coordinación fiscal-monetaria para no desanclar expectativas ni agotar el impulso.
- Productividad e inversión como motores estructurales (no hay desinflación sana sin oferta que responda).
- Comunicación clara del banco central para que el mercado crea y planifique.
Si 2024 fue el año de “poner el freno”, 2025-2026 deben ser los de “pasar los cambios” sin calar el motor. Menos adrenalina, más consistencia.