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España frente al desafío de la deuda el FMI alerta que el país no bajará del 90% del PIB antes de 2030

octubre 18, 2025
España frente al desafío de la deuda el FMI alerta que el país no bajará del 90% del PIB antes de 2030

España frente al desafío de la deuda el FMI alerta que el país no bajará del 90% del PIB antes de 2030

La economía española vuelve a estar en el punto de mira internacional.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), España no logrará reducir su deuda pública por debajo del 90% del Producto Interior Bruto (PIB) durante los próximos cinco años, pese al crecimiento económico moderado y a la estabilización de la inflación.

El informe más reciente del Fiscal Monitor, publicado en octubre de 2025, advierte que la consolidación fiscal avanza demasiado lentamente, y que el peso de la deuda seguirá siendo un factor de vulnerabilidad macroeconómica en un contexto global de tasas altas y gasto estructural elevado.

El país, que en 2020 alcanzó un récord histórico de deuda del 119% del PIB debido a la pandemia, ha logrado reducir esa cifra al 100% en 2025, pero el Fondo estima que en 2030 seguirá en torno al 92,5%, muy por encima del nivel pre-Covid (95,5% en 2019).

Un problema estructural: el peso del endeudamiento crónico

El FMI sostiene que España arrastra una estructura fiscal desequilibrada, donde el gasto público tiende a crecer más rápido que los ingresos, y donde la capacidad de ahorro del Estado sigue siendo limitada.
Aunque la recaudación ha aumentado en los últimos años gracias al crecimiento económico y a la inflación, el gasto en pensiones, sanidad y servicios públicos continúa ampliándose.

Los expertos del organismo explican que el envejecimiento poblacional, junto con el incremento del gasto en prestaciones sociales y el menor dinamismo de la productividad, representan un obstáculo de largo plazo para la sostenibilidad de las finanzas públicas.

La deuda española, advierte el Fondo, “no presenta un riesgo inmediato de crisis”, pero limita la capacidad del país para responder a choques futuros, como una recesión global o una nueva crisis energética.

En palabras del informe:

“España mantiene un margen fiscal reducido. Si bien ha avanzado en la estabilización de su deuda tras la pandemia, el ritmo de consolidación es insuficiente para reducirla de forma sostenida en el medio plazo”.

La evolución reciente: del shock pandémico a la estabilización fiscal

Entre 2020 y 2022, la deuda pública española se disparó hasta el 119% del PIB, el nivel más alto en más de un siglo.
Los programas de apoyo al empleo, las ayudas a empresas y los estímulos fiscales para contener la crisis del Covid-19 elevaron de manera drástica el déficit presupuestario, que llegó al 10% del PIB.

A partir de 2023, el Gobierno emprendió un proceso de consolidación fiscal gradual, reduciendo el déficit al 3,1% en 2024 y al 2,7% en 2025.
Sin embargo, los analistas del FMI señalan que el esfuerzo ha sido “demasiado prudente” y que el país necesita un plan más ambicioso de reducción del gasto corriente y de reforma del sistema tributario.

El escenario proyectado por el Fondo indica que la deuda se mantendrá por encima del 90% del PIB al menos hasta 2030, a menos que se introduzcan cambios estructurales en el gasto público y el sistema fiscal.

Crecimiento económico: recuperación, pero sin impulso sostenido

El FMI pronostica que la economía española crecerá un 2,9% en 2025, impulsada por la inversión, el turismo y la demanda interna, pero que el ritmo se desacelerará a 1,6% hacia 2030.
El organismo explica que el agotamiento del efecto rebote postpandemia, la desaceleración europea y la transición energética están limitando el dinamismo económico.

La productividad, uno de los principales problemas históricos de la economía española, permanece estancada, lo que impide un crecimiento más robusto del PIB potencial.
Mientras tanto, el desempleo se mantiene en niveles altos —alrededor del 10%—, lo que refleja la persistencia de un mercado laboral dual y segmentado.

A pesar de estas limitaciones, el FMI destaca el buen desempeño de las exportaciones de servicios (particularmente turismo y tecnología), que compensan parcialmente la debilidad del consumo privado y la inversión pública.

El déficit público: un equilibrio frágil

El déficit fiscal, según las previsiones del Fondo, se estabilizará en torno al 2,7% del PIB en 2025 y apenas bajará al 2,1% en 2030.
Esta mejora moderada refleja una combinación de factores:

  • Reducción gradual del gasto en energía y subsidios.
  • Mayor recaudación tributaria, en parte impulsada por la inflación.
  • Contención del gasto corriente, aunque sin recortes significativos.

No obstante, los analistas advierten que la ausencia de un superávit primario sostenido (esto es, el saldo fiscal antes del pago de intereses) impide reducir la deuda de forma consistente.

En términos simples: España gasta casi lo mismo que ingresa, y lo poco que logra ahorrar se destina a pagar intereses de deuda, que ya absorben más del 9% del gasto total del Estado.

La inflación bajo control, pero con matices

Una de las buenas noticias del informe es que la inflación española se ha moderado notablemente.
Tras haber alcanzado el 8,4% en 2022, el índice de precios se sitúa en 2,1% en 2025, dentro del rango objetivo del Banco Central Europeo (BCE).

Esta estabilización se debe a tres factores principales:

  1. Caída de los precios energéticos internacionales.
  2. Normalización de las cadenas de suministro.
  3. Ajuste monetario del BCE, que mantuvo tipos altos durante casi dos años.

Sin embargo, el FMI alerta que la inflación subyacente —que excluye alimentos y energía— aún ronda el 3%, lo que demuestra que las presiones salariales siguen vivas y podrían reavivar el ciclo inflacionario si no se controlan las expectativas de precios.

El papel del Banco Central Europeo

El BCE sigue siendo un actor fundamental para la estabilidad española.
La política monetaria restrictiva aplicada entre 2023 y 2025 permitió contener la inflación, pero también elevó los costes de financiación de la deuda pública.

Los intereses de los bonos españoles a 10 años se sitúan en torno al 3,7%, frente al 0,5% de 2021.
Esta subida, aunque moderada comparada con otros países de la eurozona, ha encarecido el servicio de la deuda, dificultando la reducción del déficit.

Si los tipos permanecen elevados durante más tiempo, el peso de los intereses podría crecer hasta el 2,4% del PIB anual hacia 2030, lo que limitaría el margen fiscal del Estado.

El empleo: mejora moderada y retos estructurales

España mantiene una de las tasas de desempleo más altas de Europa: cerca del 10% en 2025, según las proyecciones del FMI.
Aunque ha mejorado desde los picos del 14% registrados en 2021, sigue duplicando la media europea.

La temporalidad laboral, la baja productividad y la concentración del empleo en sectores de baja cualificación (hostelería, comercio, servicios personales) explican buena parte de esta brecha.
El Fondo sugiere una reforma laboral más profunda que incentive la contratación indefinida, reduzca los costes de despido y mejore la formación profesional.

Sin mejoras en el mercado de trabajo, advierte el informe, España corre el riesgo de quedar atrapada en un ciclo de bajo crecimiento y alto endeudamiento.

Comparación europea: España en la mitad de la tabla

Dentro de la eurozona, España se encuentra en una posición intermedia en cuanto a deuda y déficit.
Su ratio de deuda del 100% del PIB es inferior al de Italia (140%) y Francia (110%), pero muy superior al de Alemania (65%) o Países Bajos (50%).

El FMI señala que los países con mejor posición fiscal han aprovechado el ciclo de recuperación postpandemia para consolidar sus cuentas, mientras que España aún depende de estímulos públicos para sostener el crecimiento.
En otras palabras, el país ha salido de la crisis, pero sin reconstruir plenamente su espacio fiscal.

El riesgo político y las reformas pendientes

El Fondo también destaca la incertidumbre política como un factor que podría retrasar la consolidación fiscal.
Las tensiones entre el Gobierno central y las comunidades autónomas en torno a la financiación regional, así como la falta de consenso sobre la reforma del sistema de pensiones, dificultan la planificación presupuestaria a largo plazo.

El gasto en pensiones representa ya más del 13% del PIB, y seguirá creciendo a medida que la población envejece.
Sin cambios estructurales, este componente absorberá buena parte de los recursos públicos, dejando poco margen para inversión productiva.

Entre las reformas más urgentes, el FMI menciona:

  • Modernización del sistema tributario.
  • Revisión del gasto social.
  • Reducción de duplicidades administrativas.
  • Políticas activas de empleo y digitalización.

Perspectivas a cinco años: crecimiento moderado, deuda estable

De acuerdo con las proyecciones del FMI, el escenario macroeconómico de España entre 2025 y 2030 será el siguiente:

Indicador20252030
Crecimiento del PIB2,9 %1,6 %
Deuda pública / PIB100 %92,5 %
Déficit fiscal2,7 %2,1 %
Inflación general2,1 %1,9 %
Desempleo10,0 %8,8 %

Aunque las cifras muestran una tendencia de mejora, el FMI subraya que España no logrará volver a los niveles de deuda previos a la pandemia, y que el crecimiento más lento podría debilitar la capacidad del país para reducir su endeudamiento real.

Riesgos y vulnerabilidades

El informe identifica varios riesgos a la baja para la economía española:

  1. Recesión europea: una contracción de Alemania o Francia afectaría las exportaciones españolas.
  2. Nuevas tensiones geopolíticas que eleven los precios energéticos.
  3. Resistencia a las reformas estructurales por parte de sectores políticos o sociales.
  4. Persistencia de la inflación subyacente, que obligue al BCE a mantener tipos altos.
  5. Aumento de la carga de intereses sobre la deuda pública.

Cualquiera de estos factores podría ralentizar aún más la reducción del déficit y mantener la deuda por encima del 95% del PIB durante toda la próxima década.

Un equilibrio delicado entre estabilidad y ambición fiscal

El diagnóstico del FMI es claro: España ha logrado estabilizar su economía, pero aún no ha corregido sus desequilibrios estructurales.
El país combina una deuda elevada con un déficit persistente y un crecimiento potencial modesto.
Aunque la inflación está bajo control y el empleo mejora lentamente, la sostenibilidad fiscal sigue siendo el gran reto del próximo lustro.

Para avanzar hacia un modelo más sólido, España deberá adoptar una estrategia fiscal a medio plazo, que combine:

  • Disciplina presupuestaria.
  • Reforma del gasto público.
  • Mejora de la productividad.
  • Inversión en innovación y transición verde.

Solo así podrá reducir de forma sostenida su deuda y fortalecer la confianza de los mercados internacionales.

En palabras de los técnicos del FMI:

“España no enfrenta una crisis inminente, pero su deuda elevada limita su margen de maniobra. La consolidación fiscal debe continuar con decisión, sin comprometer la recuperación económica”.El desafío está planteado: mantener la estabilidad sin sacrificar el crecimiento.