
Perú 2025 estabilidad económica, inflación controlada y minería en expansión pese a la incertidumbre política
Perú se ha consolidado como una de las economías más estables de América Latina en medio de un contexto global desafiante. A octubre de 2025, el país andino presenta una inflación de solo 1,33 %, una de las más bajas del continente, y mantiene un tipo de cambio estable que refleja la confianza del mercado en la gestión del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).
El panorama económico peruano combina tres elementos distintivos: estabilidad monetaria, resiliencia exportadora y vulnerabilidad política. A pesar de los altibajos institucionales, el país ha logrado mantener la disciplina fiscal, contener los precios y sostener el dinamismo del sector minero, pilar fundamental de su balanza comercial.
Inflación en mínimos históricos: una señal de fortaleza
La inflación anual de Perú, medida a septiembre de 2025, se situó en 1,33 %, la cifra más baja desde 2020. Este nivel ubica al país entre los líderes regionales en control de precios, junto a Panamá y Paraguay.
El Banco Central de Reserva (BCRP) ha logrado mantener ancladas las expectativas inflacionarias gracias a una política monetaria prudente, un manejo fiscal disciplinado y una comunicación clara con el mercado.
A diferencia de otros países, el Perú evitó recurrir a subsidios masivos o expansión monetaria agresiva durante los años de inflación global posterior a la pandemia.
Según el BCRP, la inflación subyacente (sin alimentos ni energía) también muestra estabilidad, lo que refuerza la tendencia de desinflación sostenida. Las políticas macroeconómicas peruanas han consolidado la credibilidad de la institución, un activo clave en tiempos de incertidumbre.
El sol peruano: una moneda que inspira confianza
El tipo de cambio se mantiene alrededor de 3,78 soles por dólar, con fluctuaciones moderadas y una apreciación ligera frente al cierre de 2024.
En un contexto donde muchas monedas latinoamericanas han perdido valor frente al dólar, el sol peruano destaca por su estabilidad.
Esta solidez responde a varios factores:
- Un banco central independiente con intervenciones cambiarias transparentes.
- Altas reservas internacionales, cercanas a los 78.000 millones de dólares.
- Un sólido superávit comercial impulsado por exportaciones mineras.
- Baja dolarización del sistema financiero.
Los inversionistas valoran la capacidad del Perú para proteger su moneda sin controles de capital ni políticas distorsivas, una rareza en la región.
De hecho, el FMI ha destacado recientemente que el Perú posee uno de los sistemas cambiarios más eficientes de América Latina, capaz de absorber shocks externos sin comprometer la estabilidad macroeconómica.
Política monetaria: cautela en medio del equilibrio
El BCRP mantiene su tasa de referencia en 4,25 %, un nivel considerado neutral, orientado a sostener la recuperación sin generar presiones inflacionarias.
Según el presidente del Banco Central, Julio Velarde, la prioridad es preservar la credibilidad lograda durante más de dos décadas de estabilidad de precios.
El banco continúa monitoreando los movimientos de la Reserva Federal de Estados Unidos, ya que un aumento global de tasas podría presionar el tipo de cambio y los flujos de capital.
Los analistas esperan que el Perú mantenga una política monetaria estable hasta mediados de 2026, antes de evaluar posibles reducciones graduales de tasas si la inflación se mantiene por debajo del 2 %.
El motor minero: cobre, litio y oro impulsan la economía
La minería continúa siendo la columna vertebral de la economía peruana. A octubre de 2025, las exportaciones mineras crecieron 16,6 % interanual, impulsadas por el aumento de la demanda global de cobre y litio, esenciales para la transición energética.
El precio internacional del cobre se mantiene por encima de los 9.000 dólares por tonelada, beneficiando a empresas locales y fortaleciendo las reservas fiscales.
Proyectos emblemáticos como Quellaveco, Antamina, Las Bambas y Tía María han elevado la producción, pese a los desafíos sociales y ambientales.
El Perú se consolida como el segundo mayor productor de cobre del mundo, solo detrás de Chile, y avanza en la exploración de nuevos yacimientos de litio en Puno y Cusco.
Este impulso minero no solo sostiene las exportaciones, sino que genera ingresos tributarios claves para las regiones.
Comercio exterior: superávit comercial y diversificación
El comercio exterior peruano muestra resultados positivos en 2025.
Durante los primeros ocho meses del año, el país acumuló un superávit comercial de más de 10.000 millones de dólares, impulsado por los minerales, productos agroindustriales y pesqueros.
Los principales destinos de exportación son:
- China (36 % del total) – Cobre, zinc y harina de pescado.
- Estados Unidos (15 %) – Oro, textiles y productos agrícolas.
- Suiza y Canadá – Comercio de metales preciosos.
El sector agroexportador también sigue creciendo, con productos como arándanos, paltas, uvas y café conquistando nuevos mercados en Europa y Asia.
Este dinamismo refuerza la estabilidad cambiaria y consolida al Perú como una economía altamente competitiva en exportaciones no tradicionales.
Empleo y recuperación en Lima Metropolitana
El mercado laboral ha mostrado signos de recuperación sostenida.
Según el INEI, el empleo en Lima Metropolitana creció 2,8 % interanual en septiembre de 2025, impulsado por los sectores de servicios, comercio y construcción.
El salario promedio también registró un aumento real del 1,5 %, beneficiado por la baja inflación.
Sin embargo, la informalidad laboral sigue siendo el gran reto estructural: cerca del 70 % de los trabajadores carecen de seguridad social o beneficios formales.
Este fenómeno limita la productividad y la capacidad del Estado para recaudar impuestos y ofrecer servicios públicos de calidad.
El FMI y el Banco Mundial han insistido en la necesidad de reformas laborales y tributarias que incentiven la formalización y reduzcan la brecha de desigualdad.
Crecimiento económico: resiliencia ante la incertidumbre política
A pesar de la inestabilidad política crónica, la economía peruana mantiene un crecimiento estimado del 2,5 % para 2025, gracias a la fortaleza de sus sectores exportadores y la estabilidad macroeconómica.
Los conflictos sociales y las tensiones en el Congreso han afectado la confianza empresarial, pero el país ha evitado una crisis mayor gracias a su estructura institucional económica sólida.
El FMI considera al Perú un ejemplo de “resiliencia económica en entornos políticos adversos”.
Incluso con cambios frecuentes de gabinete y protestas sociales, los indicadores financieros permanecen estables y las agencias calificadoras mantienen el grado de inversión, algo que pocos países de la región conservan.
Política fiscal: equilibrio y disciplina
La política fiscal peruana ha sido uno de los pilares de su éxito económico.
El déficit fiscal se mantiene controlado en torno al 2,1 % del PIB, mientras la deuda pública bruta ronda el 34 %, una de las más bajas de América Latina.
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha optado por una estrategia de consolidación fiscal gradual, priorizando la inversión pública en infraestructura, educación y salud.
El país sigue siendo reconocido por su prudencia presupuestaria, incluso en tiempos de incertidumbre.
La recaudación tributaria se ha beneficiado del auge minero y la digitalización de la SUNAT, que amplía la base de contribuyentes y reduce la evasión.
Inversión extranjera y confianza de los mercados
A pesar del ruido político, el Perú sigue siendo uno de los destinos más atractivos para la inversión extranjera en Sudamérica.
En 2025, la inversión directa extranjera (IED) superó los 7.800 millones de dólares, concentrados en los sectores minero, energético y tecnológico.
Proyectos de empresas canadienses, chinas y españolas destacan en infraestructura portuaria, energía renovable y transporte.
El país busca diversificar su matriz productiva mediante incentivos a startups, innovación digital y energías limpias.
El riesgo país, medido por el EMBI, se mantiene en niveles bajos (alrededor de 1,45 puntos), reflejo de la confianza internacional en su capacidad de pago y estabilidad macroeconómica.
Perspectivas para 2026: crecimiento moderado y reformas pendientes
Los analistas prevén que la economía peruana mantendrá un ritmo de crecimiento entre 2,5 % y 3 % en 2026, con inflación controlada y tipo de cambio estable.
Sin embargo, los desafíos estructurales siguen vigentes:
- Reducir la informalidad y fortalecer el mercado laboral.
- Diversificar la economía más allá del sector minero.
- Mejorar la infraestructura logística y educativa.
- Consolidar la gobernabilidad política.
El próximo año será decisivo para implementar reformas económicas profundas que garanticen un crecimiento inclusivo y sostenible.
Perú frente al contexto regional
En comparación con sus vecinos, Perú se posiciona como una de las economías más sólidas de América Latina:
| País | Crecimiento 2025 | Inflación 2025 | Tasa de política monetaria |
| Perú | 2,5 % | 1,3 % | 4,25 % |
| Chile | 1,8 % | 3,4 % | 5,0 % |
| Colombia | 2,0 % | 5,2 % | 9,0 % |
| Argentina | -1,5 % | 130 % | N/A |
| México | 2,6 % | 4,1 % | 10,5 % |
La estabilidad peruana destaca en un continente aún marcado por la inflación y la volatilidad política.
Esa consistencia macroeconómica es su mayor activo, aunque el riesgo de estancamiento estructural sigue latente.
Estabilidad sin complacencia
Perú cierra 2025 con resultados económicos positivos.
La inflación bajo control, la fortaleza del sol y el dinamismo minero consolidan su reputación como una economía responsable y resiliente.
Sin embargo, el país enfrenta una paradoja: mientras los indicadores macroeconómicos lucen sólidos, la sociedad aún exige mejoras tangibles en calidad de vida, empleo y servicios.El desafío de los próximos años será transformar la estabilidad en desarrollo humano sostenible.
El Perú ha demostrado que puede resistir los vientos de la incertidumbre global, pero ahora necesita dar el siguiente paso: convertir su estabilidad en prosperidad compartida.