
España acelera su motor económico CaixaBank eleva su previsión de crecimiento al 2,9 % para 2025 pese a la sombra inflacionaria
Optimismo con cautela
La economía española ha demostrado una resiliencia sorprendente ante los desafíos globales. CaixaBank Research acaba de elevar sus previsiones de crecimiento para España, proyectando un 2,9 % en 2025 y un 2,1 % en 2026, una revisión al alza impulsada por un entorno interno más sólido de lo esperado, la moderación de la inflación y una política monetaria que comienza a relajarse.
Este nuevo pronóstico envía un mensaje de confianza, pero también de prudencia: los riesgos persisten, especialmente en torno a la inflación, la inversión y el consumo.
Un panorama más sólido de lo previsto
Según el último informe de CaixaBank Research (octubre 2025), la economía española mantiene una senda de crecimiento constante y más vigorosa que la estimada en primavera. Las nuevas cifras contrastan con las proyecciones previas del 2,4 % para 2025 y 2,0 % para 2026, evidenciando una mejora general del entorno macroeconómico.
Los analistas del banco atribuyen este repunte a tres factores clave:
- La resiliencia del tejido económico español, que ha sorprendido positivamente incluso en medio de la desaceleración global.
- La revisión estadística positiva del INE, que ha confirmado un mejor desempeño histórico del PIB nacional.
- El alivio en los costes energéticos y financieros, gracias a la reducción de los precios del petróleo y los recortes graduales de tipos por parte del Banco Central Europeo.
España se mantiene así entre las economías con mejor desempeño de la eurozona, impulsada por la combinación de dinamismo del sector servicios, turismo estable y un mercado laboral más robusto que en años anteriores.
Inflación: control, pero no victoria definitiva
La otra cara de la moneda sigue siendo la inflación. CaixaBank prevé que los precios se moderen gradualmente:
- 2,5 % para 2025, tras los ajustes fiscales y energéticos.
- 2,0 % en 2026, alcanzando el objetivo del BCE.
Este descenso se explica por el fin de las medidas temporales sobre el IVA eléctrico, la estabilización del precio de los alimentos y la caída del coste de la energía. No obstante, los analistas insisten en que la estabilidad de precios aún es frágil. Cualquier repunte del crudo o tensión en los mercados globales podría revertir la tendencia.
El reto para los hogares será mantener el poder adquisitivo, mientras las empresas deberán evitar trasladar completamente los incrementos de costes a los consumidores.
Motores del crecimiento
a) Política monetaria más amable
El Banco Central Europeo, tras dos años de endurecimiento, ha comenzado a relajar su política de tipos. Este giro favorecerá la inversión privada, el consumo y la financiación empresarial, especialmente en sectores innovadores y sostenibles.
b) Energía más barata
El precio del petróleo Brent se espera que se estabilice alrededor de los 65 dólares por barril, lo que aliviará la factura energética y reducirá la presión inflacionaria.
c) Demanda interna resistente
El empleo estable y el aumento de salarios reales sostendrán el consumo, mientras que los flujos migratorios —“relativamente elevados”, según CaixaBank— seguirán ampliando la base de consumidores activos.
d) Turismo estable
Aunque el sector turístico entra en una etapa de normalización tras el boom postpandemia, mantiene un peso clave en el PIB. Su consolidación en niveles saludables contribuirá a la estabilidad macroeconómica.
Factores de riesgo: las sombras tras la bonanza
a) Inversión insuficiente
La debilidad estructural de la inversión privada es una de las mayores amenazas. Sin un aumento sostenido en capital productivo, tecnología e innovación, el crecimiento podría estancarse a medio plazo.
b) Vulnerabilidad global
Los conflictos geopolíticos, la guerra en Ucrania, la desaceleración china y la inestabilidad de los mercados financieros son amenazas constantes. Una nueva crisis energética o comercial podría impactar directamente en la economía española.
c) Endeudamiento público
El alto nivel de deuda pública limita el margen de maniobra fiscal. España deberá combinar políticas expansivas con responsabilidad presupuestaria para no perder credibilidad financiera.
d) Enfriamiento del consumo
Aunque los hogares mantienen su gasto, el consumo público tiende a moderarse y los flujos migratorios podrían estabilizarse, reduciendo parte del impulso interno.
Sectores que marcarán la diferencia
- Energías renovables: clave para la autosuficiencia energética y la competitividad.
- Digitalización y tecnología: motor de productividad y atracción de inversión extranjera.
- Construcción sostenible: reactivada por fondos europeos y políticas verdes.
- Turismo de valor añadido: enfocado en sostenibilidad y experiencias de calidad.
- Servicios financieros y banca digital: beneficiados por la reducción de tipos.
El éxito de estos sectores dependerá en gran medida de la correcta implementación de los fondos europeos Next Generation, que deben traducirse en inversiones tangibles y duraderas.
Implicaciones sociales: poder adquisitivo y bienestar
La mejora económica no siempre se traduce en bienestar inmediato. Si bien el empleo se mantiene sólido y los salarios reales empiezan a crecer, el coste de la vida sigue alto. Los hogares más vulnerables continúan destinando una proporción significativa de su renta a vivienda y alimentación.
Por ello, CaixaBank advierte que el crecimiento será sostenible solo si se acompaña de políticas redistributivas eficaces, mejoras en la productividad y un refuerzo del sistema de protección social.
España frente a Europa: un desempeño destacado
Mientras países como Alemania o Francia registran crecimientos más débiles, España se perfila como una de las locomotoras económicas de la eurozona.
Su mayor flexibilidad laboral, la fortaleza del turismo y el impulso del consumo doméstico le permiten sortear mejor los vaivenes globales.
Sin embargo, el desafío europeo radica en la coordinación de políticas fiscales y monetarias que favorezcan un entorno equilibrado de crecimiento sin inflación. La recuperación no será uniforme, y España deberá mantener prudencia para no caer en un exceso de optimismo.
2026: crecimiento moderado y madurez económica
La previsión del 2,1 % para 2026 refleja un ritmo más pausado, propio de una economía que entra en fase de consolidación.
El turismo, el consumo público y los flujos migratorios se normalizarán, lo que reducirá los impulsos coyunturales. Sin embargo, si las reformas estructurales avanzan y los fondos europeos se canalizan correctamente, España podría mantener una expansión sostenida por encima de la media de la UE.
Políticas públicas y gestión económica: claves del éxito
El crecimiento futuro dependerá en buena medida de la política económica interna.
CaixaBank recomienda mantener un equilibrio entre:
- Inversión pública estratégica, priorizando sectores productivos.
- Reducción progresiva del déficit, sin frenar la recuperación.
- Fomento de la innovación y la educación, pilares de la productividad.
- Apoyo a las pymes y el empleo joven, fundamentales para la cohesión social.
Una política económica coherente será esencial para consolidar la confianza de los mercados y asegurar un crecimiento sostenible a largo plazo.
Un futuro prometedor con bases aún frágiles
La revisión al alza de CaixaBank Research es una buena noticia. Muestra que España ha aprendido a navegar en un contexto incierto y que su economía posee un dinamismo estructural notable.
No obstante, la inflación, la inversión insuficiente y los desequilibrios fiscales siguen siendo vulnerabilidades que requieren atención prioritaria.El reto para 2025–2026 no será solo crecer, sino crecer mejor: con productividad, sostenibilidad y equidad.
Si se mantiene la disciplina económica, la confianza inversora y una política energética estable, España podrá consolidarse como uno de los motores económicos de Europa durante la próxima década.