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Dólar bajo tensión el dilema del Gobierno entre defender la banda cambiaria o asumir más inflación

septiembre 15, 2025
Dólar bajo tensión el dilema del Gobierno entre defender la banda cambiaria o asumir más inflación

Dólar bajo tensión el dilema del Gobierno entre defender la banda cambiaria o asumir más inflación

En los próximos días, la economía argentina enfrenta una de esas decisiones que pueden marcar un antes y un después. La pregunta que se repite en los pasillos oficiales y en los mercados financieros es simple en apariencia, pero compleja en sus consecuencias: ¿conviene vender reservas de dólares para sostener el tipo de cambio o permitir que la cotización supere el techo de la banda cambiaria establecida?

El dilema no es nuevo, pero su intensidad sí. Con un dólar que se aproxima al límite superior de la franja de flotación –alrededor de los $1.467–, el Gobierno de Javier Milei se encuentra bajo la presión de dos fuerzas opuestas: por un lado, la necesidad de mostrar control y disciplina monetaria; por el otro, el temor de agravar la inflación, ya de por sí alta, si se deja que la divisa estadounidense supere el techo pactado.

La banda cambiaria: un límite con doble filo

La banda cambiaria es un mecanismo de política monetaria mediante el cual el Banco Central fija un rango dentro del cual puede moverse el tipo de cambio. Se establecen dos límites: un piso y un techo. Si la cotización amenaza con perforar alguno de ellos, la autoridad monetaria puede intervenir, comprando o vendiendo divisas para mantener el equilibrio.

En el caso argentino, el techo se ha convertido en un verdadero punto de referencia psicológico para los mercados. Cada vez que el dólar se acerca demasiado a ese nivel, las expectativas se disparan y aumenta la tensión. Los inversores, atentos a cada movimiento del Gobierno, interpretan las señales con rapidez: si se interviene, puede leerse como fortaleza o como debilidad, según la magnitud y la sostenibilidad de la medida. Si no se hace nada, se asume que el control cambiario está en riesgo.

Las dos salidas posibles

El Gobierno enfrenta un dilema clásico: cualquiera de las dos opciones conlleva costos significativos.

Opción 1: Vender reservas para sostener el techo

Intervenir en el mercado cambiario con ventas de dólares permitiría contener la cotización en el corto plazo. Esto evitaría un salto abrupto en los precios internos, al menos durante algunas semanas o meses. Sin embargo, esta salida plantea problemas estructurales:

  • Erosiona las reservas internacionales: Argentina no cuenta con un nivel holgado de divisas. Utilizar parte de ellas para intervenir reduce el margen de maniobra ante futuros compromisos de deuda, importaciones esenciales o shocks externos.
  • Acerca al país a un déficit de balanza de pagos: sin suficientes ingresos de capitales, las ventas de reservas pueden agravar el desequilibrio financiero.
  • Afecta el consumo interno: al absorber pesos del mercado para frenar la demanda de dólares, se enfría la economía, limitando la capacidad de compra de las familias.

En resumen, contener el dólar implica comprar tiempo a costa de descapitalizar el Banco Central y deprimir la actividad económica.

Opción 2: Dejar que el dólar supere el techo

La otra alternativa es no intervenir y permitir que la cotización supere el límite fijado. Esto significa reconocer la presión del mercado y aceptar que el dólar se acomode en un nivel más alto. Pero el costo inmediato es enorme:

  • Inflación acelerada: la suba del dólar impacta directamente en el precio de bienes importados y en los insumos locales que dependen del comercio exterior.
  • Pérdida de credibilidad: los inversores pueden interpretar que el Gobierno perdió capacidad de control. Eso eleva el riesgo país, encarece el crédito y alimenta expectativas de devaluaciones futuras.
  • Efecto psicológico en la población: cuando se percibe que el dólar se escapa, los consumidores suelen adelantar compras, dolarizar ahorros y exigir aumentos salariales, retroalimentando la inflación.

En otras palabras, permitir la perforación del techo puede aliviar las reservas, pero genera una tormenta inflacionaria difícil de controlar.

Factores que agravan el dilema

La decisión no se da en un vacío. Hay varios elementos que complejizan la coyuntura:

  1. Reservas escasas
    Argentina no dispone de un colchón financiero amplio. Cada dólar que se utiliza para intervenir resta capacidad de reacción futura.
  2. Mercados nerviosos
    Los bonos soberanos han perdido valor, el riesgo país sube y los capitales especulativos buscan refugio en el dólar. La confianza, un recurso tan intangible como necesario, se erosiona.
  3. Ciclo político sensible
    Con elecciones de medio término en el horizonte, cualquier medida con impacto directo en el bolsillo puede alterar el tablero político. La inflación golpea más rápido y con más fuerza que el déficit de reservas, al menos en la percepción ciudadana.
  4. Contexto global
    La volatilidad internacional, los precios de las materias primas y la dinámica de tasas en EE.UU. también influyen. Un dólar fuerte a nivel global suele complicar aún más a economías emergentes como la argentina.

Impactos diferenciados

El dilema cambiario no afecta a todos por igual. Veamos cómo repercute en distintos actores:

  • Consumidores: una intervención fuerte puede frenar momentáneamente la inflación, pero reduce liquidez y consumo. En cambio, un dólar libre empuja los precios y pulveriza salarios reales.
  • Empresas: si el dólar se contiene, enfrentan menos incertidumbre cambiaria, aunque pueden tener dificultades para importar por falta de divisas. Si sube, ajustan precios para sobrevivir, pero pierden competitividad interna.
  • Gobierno: vender dólares mejora la percepción de control, pero reduce su poder de fuego. Dejar subir la divisa lo protege en el frente de reservas, pero arriesga estabilidad política.
  • Inversores: buscan señales claras. La intervención puede generar alivio momentáneo, pero si no es sostenible, se interpreta como un parche. La no intervención puede acelerar la salida hacia activos dolarizados.

Voces del mercado

Algunas consultoras ya se han pronunciado:

  • EconViews subraya que el problema central no es lo que el Gobierno dice, sino lo que los mercados interpretan. La pérdida de confianza es más dañina que la propia dinámica cambiaria.
  • Consultora 1816 aporta una visión más optimista: cree que el mal resultado en elecciones provinciales no necesariamente anticipa un desenlace adverso en las nacionales, y que aún existe margen político para sostener un esquema de control.

Escenarios futuros

Escenario 1: Defensa a ultranza del techo

El Banco Central utiliza sus reservas para mantener la cotización bajo control. La inflación se modera, pero a costa de debilitar la posición externa del país.

Escenario 2: Liberación del dólar

El tipo de cambio supera la banda. Se acelera la inflación, se elevan las tensiones sociales y políticas, pero las reservas se preservan.

Escenario 3: Estrategia mixta

Se permite cierta flexibilidad, con intervenciones puntuales para evitar corridas. Se combinan medidas monetarias y fiscales para contener el impacto. Este escenario busca equilibrio, aunque corre el riesgo de no convencer a nadie.

Inflación: el verdadero enemigo

En el trasfondo de esta discusión está la inflación, que en Argentina funciona como un fantasma recurrente. El dólar es mucho más que una moneda extranjera: es el termómetro de expectativas, el ancla de precios y el refugio frente a la incertidumbre.

Cada vez que el dólar sube, los precios lo acompañan, y la vida cotidiana se encarece. Desde los alimentos hasta los servicios básicos, el traslado al consumidor final es inevitable. Por eso, cualquier decisión cambiaria debe medirse no solo en términos de reservas o déficit, sino también en función del impacto en la inflación.

Lecciones del pasado

La historia reciente ofrece ejemplos claros: cada vez que el Gobierno intentó contener el dólar vendiendo reservas sin un plan integral, el mercado terminó imponiendo su lógica. En paralelo, dejar flotar la divisa sin respaldo político ni confianza macroeconómica derivó en espirales inflacionarias.

La clave está en que el dilema no se resuelve únicamente con medidas cambiarias, sino con una estrategia económica integral que combine disciplina fiscal, estabilidad monetaria, señales políticas claras e incentivos a la inversión.

Argentina se encuentra nuevamente frente a una disyuntiva que expone la fragilidad de su economía. Intervenir o no intervenir: esa es la cuestión. Vender dólares hoy puede dar aire, pero limita el mañana. Dejar que el dólar se dispare puede preservar reservas, pero encender la inflación.

El desafío del Gobierno es encontrar un equilibrio que no sacrifique estabilidad a corto plazo ni destruya expectativas a largo plazo. Una tarea difícil en un país donde el dólar, más que un precio, es una obsesión nacional.